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Capítulo 28—El juicio de Cristo

Los angeles, cuando dejaron el cielo, depusieron con tristeza sus resplandecientes coronas. No las podían usar mientras su Comandante estuviera sufriendo y tuviera que llevar una corona de espinas. Satanás y sus ángeles estaban muy ocupados en la sala del tribunal tratando de destruir todo sentimiento humano y toda simpatía hacia Jesús. La misma atmósfera, pesada, estaba contaminada por su influencia. Los principales sacerdotes y los ancianos estaban inspirados por ellos cuando insultaban y maltrataban a Jesús en una forma sumamente difícil de soportar para la naturaleza humana. El enemigo esperaba que tanta burla y violencia arrancara del Hijo de Dios alguna queja o murmuración; o que manifestara su poder divino y se librara de la multitud y que de esa manera fracasara el plan de salvación. HR 220.1